Acrofobia es el término médico utilizado para definir el miedo a las alturas. El concepto se me ocurrió la semana pasada, cuando vi que el EUR/USD se acercaba a 1,18, el valor más alto desde enero de 2015. Es innegable que los mercados no han sido tan optimistas con el eurodólar en un tiempo pero, cuanto más altos estamos, más preguntas nos acechan: ¿hasta dónde puede llegar? y… ¿todos se sienten cómodos con un valor tan alto?
El repunte de los últimos días es impresionante y se justifica con las eufóricas expectativas de endurecimiento de las políticas del BCE, junto con el escepticismo total sobre unos planes similares de la Fed. Cuatro meses de lecturas de la inflación de EE.UU. por debajo de las expectativas combinado con el fracaso al forzar las reformas fiscales, han sido suficientes como para descartar cualquier subida de la tarifa de la Fed este año. La propia Fed no intenta convencer a los mercados de que será diferente, ya que también se sienten inseguros sobre la trayectoria de la inflación. El banco está dispuesto a cambiar su énfasis sobre la reducción del balance general, pero para los mercados, sigue siendo un factor demasiado impreciso como para utilizarlo como impulso del dólar.
Sin embargo, la respuesta a la pregunta sobre el final del repunte EUR/USD está en el BCE. La fortaleza del euro tiene un coste para la economía. No sólo tiene un efecto amortiguador en las exportaciones (un motor para el crecimiento de la eurozona de este año), sino que una fuerza permanente de la divisa dará lugar a la aparición de la presión desinflacionaria. Ciertamente, frustraría los planes de algunos miembros duros del Consejo de Administración que tienen mucha predisposición por salir de las políticas ultra-liberales. Si la inflación se mantiene en niveles bajos, la perspectiva de una primera subida de tasas de interés quedará muy lejos del horizonte. Sin embargo, el presidente Draghi, en la reunión de julio del BCE, parecía muy relajado al referirse a la fortaleza del euro. Pero en ese momento, el EUR/USD todavía operaba alrededor de 1.1500 y puede que Mario esperara que la tasa se detuviera ahí durante un tiempo (y con el tiempo, el dólar, con la ayuda de la Fed, tirara al euro hacia abajo). Sin embargo, mientras que el BCE parece no estar preocupado en este momento, los inversores tampoco parecen ver motivo alguno para preocuparse. Pero si la acrofobia comienza a afectar a los legisladores del BCE, sus temores pueden eventualmente transformarse en intervenciones verbales. Y entonces, el miedo a las alturas será común para todos los participantes del mercado FX.