Shinzo Abe, primer ministro de Japón, anunció a finales de septiembre que las elecciones parlamentarias anticipadas tendrían lugar el 22 de octubre. Las decisiones tomadas por Abe no sólo buscan capitalizar las perspectivas económicas positivas y las intensas amenazas de Corea del Norte sino también derrotar a una oposición que luce destrozada a pesar de los problemas internos del partido gobernante. Es poco probable que el resultado satisfactorio de las elecciones de 2014 se repita, por lo que el partido de Abe debe mantener la mayoría en el parlamento, mantener la Abenomics andando, generando a mediano plazo una presión bajista sobre el yen japonés.
En este orden de ideas, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, hizo un movimiento arriesgado al ejecutar unas adquisiciones financieras enormes justo cuando su popularidad cayó a mínimos históricos después de una serie de escándalos en la primera parte del año. Sin embargo, la oposición todavía está esperando su oportunidad, ahora que el líder del Partido Demócrata Liberal (LDP) está envuelto en una batalla campal en defensa de su liderazgo. Además, hace su aparición en la escena un nuevo Partido de la Esperanza (Hope Party) organizado por Yuriko Koike, alcalde de la Ciudad de Tokio y ex miembro del Partido Democrático de Japón (DPJ). Koike ha logrado una victoria arrolladora en las elecciones de Tokio y es famosa por ser una fuerte opositora de la política de Abe. Sin embargo, el partido Hope aún no está listo para las elecciones nacionales, en realidad está construyendo su electorado a expensas del partido gobernante.
Así las cosas, Abe y su Partido Liberal Demócrata cimientan su retórica en la buena situación económica. Japón está abandonando actualmente su estancamiento económico, mientras que el deseado cambio del PIB entre 2012 y 2020, aproximadamente una quinta parte del valor inicial, resulta actualmente alcanzable. Además, la tasa de desempleo es la más baja en 30 años y el gobierno ha logrado estabilizar las finanzas públicas. Por si fuera poco, el primer ministro está favorecido por el conflicto sobre Corea del Norte, ya que Abe se ha destacado por mostrar liderazgo ante el peligro de guerra.
Por otro lado, el LDP, que tiene actualmente 291 escaños en la Cámara de Representantes (cámara baja) junto con el partido Komeito (NKP, 35 escaños), formó una coalición que otorga la mayoría constitucional de dos tercios. Las elecciones del 22 de octubre reducirán el número de escaños en la Cámara de 10 a 465, lo que significa que la mayoría simple de los votos se establecerá en 233 escaños y 310 escaños para la mayoría de los dos tercios. De acuerdo con la disminución de la popularidad de Abe y el apoyo de los votantes indicado por las encuestas recientes, resulta poco probable que el resultado de las elecciones anteriores se repita, pero la posibilidad de mantener la mayoría simple sigue siendo un objetivo realista. Las elecciones adelantadas también bloquearán las posibilidades de la oposición de fortalecer su posición hasta nuevas elecciones.
En este caso, Abe debería poder no solo continuar con su política económica actual, sino también hacer algunos cambios en la constitución para ampliar la capacidad de alcanzar una mayoría de dos tercios. Desde el punto de vista de los mercados financieros, las elecciones se fundamentan en el futuro de la política económica. En la campaña, el primer ministro Abe destacó su determinación de introducir un incremento del impuesto al valor agregado a 10% (actualmente: 8.0%) para octubre de 2019 en aras de mejorar el impacto presupuestario necesario para financiar el gasto en educación. Teniendo en cuenta el fracaso de los planes anteriores, que provocaron una grave recesión económica, esta vez el tamaño del paquete fiscal será de unos 2 billones de yenes. El estímulo fiscal mantendría la recuperación económica encaminada y tendría un impacto positivo en el mercado bursátil japonés. El yen se verá afectado por una menor aversión al riesgo debido a la buena situación económica en Japón. Además, la perspectiva de un aumento del IVA es un incentivo para la tendencia al alza en el gasto del consumidor y el aumento de las importaciones en el corto plazo. El deterioro en la balanza comercial de Japón seguramente va a ser bajista para el JPY.
Sin embargo, estos efectos son a largo plazo. En la actualidad, el mercado no muestra una mayor ansiedad con respecto a las elecciones. La volatilidad implícita del USD/JPY en una semana (es decir, justo después de las elecciones) sigue siendo baja, lo que sugiere que los inversores no asumen grandes fluctuaciones en el mercado de divisas en el escenario de referencia.
Konrad Białas, Economista Jefe, TMS Europe